Finnceline Capitulo 40: Sistema

"Capitulo 40: Sistema"

Hana despertó al amanecer, miró a su alrededor sintiéndose rara por algunos minutos, las paredes negras de ladrillo y la decoración gótica aun le resultaban extrañas para su entorno. La rubia respiró profundamente sentándose sobre su cama durante un tiempo en silencio, observando el suelo que era cubierto por una suave alfombra de color negro que al contacto con sus pies se sentía suave y agradable. La joven aun no estaba convencida de haber hecho lo correcto, pero ya no había vuelta atrás aunque ella pudiera terminar en cualquier momento el convenio con su nueva socia, sentía que el alejarse por unos días de la civilización le harían muy bien. "-Nada de Itami, ni misiones aburridas, solo yo unos peluches y esa niña" murmuró para sus adentros Hana mientras sin darse cuenta esbozaba una calida sonrisa en sus labios, nunca había disfrutado de tanta soledad sin ser molestada por nadie, incluso sabia que Caitlin no se atrevería a molestarla pudiendo estar encerrada todo el tiempo que quiera. Sintiéndose libre comenzó a bailar en soledad, sus movimientos eran ágiles y perfectos, su nivel de danza era envidiable para cualquiera aunque ninguno tuviera conocimiento de tales dotes. El vestido negro que usaba como pijama la convertían en una copia exacta de una bailarina clásica, que a pesar de carecer de sentimiento en sus ojos deslumbraba con su concentración. Finalmente la rubia se detuvo quedándose quieta frente a un espejo. Se observaba a ella misma, su verdadero ser oculto para todos sus allegados, disfrutaba verse así. Se dirigió sin prisa al baño continuo cerrando la puerta con llave para evitar cualquier imprevisto no deseado, ella tomaba muy enserio su espacio personal haciendo uso de represarías extremas en caso de que alguien se atreviera a molestarle. Mientras se duchaba recordaba el momento en el cual se conoció con Itami a la edad de seis años, apenas el niño había tratado de acercarse ella lo envió de regreso a la cima de un árbol haciendo uso de una patada, no era un recuerdo tierno pero ella siempre reía al recordar el momento. Finalmente eligió el conjunto para el día, unos shorts negros que encajaban a la perfección con su figura junto con una blusa suelta de color violeta que tenia el dibujo de una calavera en el centro de su espalda, se colocó unas zapatillas deportivas de cuero negro y luego de enfundar su espada y colocarla en su espalda decidió finalmente salir. Caitlin paseaba por aquel pasillo cuando para su sorpresa se abrió la puerta quedando a pocos pasos de Hana, la rubia le dirigió una mirada asesina que la pelirosa supo abordar con calma "-Ya lo se no voy a acercarme, solo paseaba por aquí por cierto buen día" saludó la gobernante que llevaba su pelo suelto peinado hacia atrás, dejando algunos mechones con ligeros y elegantes bucles. Vestía de forma gótica pero formal, haciendo uso de un elegante vestido en color negro que se extendía hasta cubrir la totalidad de sus piernas y finalizaba en un elegante escote muy discreto. Las botas negras resaltaban por debajo del vestido mientras que los detalles en los pliegues desviaban la atención de ellas. "-Buen día" saludó Hana sin ninguna expresión dirigiéndose hacia otro lugar del castillo mientras su amiga continuaba su camino sin embargo se detuvo, haciendo que la pelirosa deba detenerse para no invadir su espacio. "-No tengo hambre, quiero explorar, un reto" giró Hana mostrando sus ojos de un color rojo probando la veracidad del trato con su socia. "-Bien espérame en el balcón del tercer piso, tengo algo emocionante en mente" ordenó la gobernante volviendo sobre sus pasos, en lugar de ascender descendió hasta el primer piso confundiendo a Hana quien para evitar inconvenientes decidió acatar las ordenes que le habían asignado. Desde el balcón se podía divisar el inmenso océano alumbrado por la luz solar que se reflejaba en pequeñas rayas que surcaban el agua azul. La muchacha no tardó en darse cuenta que la isla se movía constantemente y ya no estaba cerca de Ooo, en lugar de tristeza una alegría la invadió de repente siendo extinguida por la voz de su compañera. "-Hermoso ¿no es cierto?" preguntó Caitlin flotando desde el gran ventanal que servia como acceso a aquel lugar, la rubia no respondió solo volteó para verla a los ojos con un rostro serio con leve desinterés en sus ojos. "-Esta bien si no quieres hablar vámonos" bufó la gobernante levitando hasta comenzar a volar sobre el océano, sin embargo se detuvo al ver que su amiga no la seguía. "-¿Que ocurre?" preguntó a una distancia prudente observando como su amiga parecía molesta. "-No tengo ese poder de levitar" admitió la rubia cruzando sus brazos haciendo que la fantasmal muchacha se acerque hasta donde estaba "-Hay una solución, si dejas que tome control de tu cuerpo puedo llevarte volando" indicó la pelirosa dejando en shock a Hana quien comenzó a procesar todo en su cabeza, una posesión seria lo mas cercano que alguien habia estado. Es mas seria tener a otra persona dentro de su cuerpo, algo que claramente despertaba rechazo en su ser.

El silencio invadió el balcón, mientras ambas analizaban la mirada de la otra. Hana no podía evitar sentir una repulsión ante el hecho de tener que ceder su espacio, Caitlin estaba emocionada por poseer a otra persona pero a la vez le molestaba que justamente fuera Hana. "-Solo si vale la pena" accedió finalmente la rubia preparándose para ser poseída por su socia quien al oír las palabras no perdió tiempo lanzándose hacia ella, la sensación fue la misma que cuando era atravesada pero sin embargo el frío se mantuvo por mas tiempo en su cuerpo. "-Todo listo" indicó una voz que retumbó dentro de su mente, era el inconfundible sonido infantil de Caitlin quien sin perder tiempo comenzó a levitar en el cuerpo de Hana mientras ella solo podía observar como atravesaba el océano sin ningún esfuerzo. Era increíble, una experiencia única, pero el solo pensar que alguien estaba dentro de su cuerpo le incomodaba a tal punto de intentar separarse en pleno vuelo. "-Llegamos" advirtió la pelirosa al descender esperando que su amiga se prepare para dividirse, la sensación esta vez fue muy extraña. Una tristeza invadió su mente, como si un pedazo de su alma se hubiera perdido para siempre, sentía que algo importante le faltaba pero no había perdido nada solo se había separado. "-Es normal, cada vez que poseo a alguien se acostumbran involuntariamente a mi presencia y el "dolor" es algo temporal" explicó la princesa volteando su rostro para ocultar sus propias lagrimas ya que el efecto era mutuo entre ambas partes. Cuando el dolor se había extinguido las dos continuaron su travesía, habían llegado a una isla cubierta principalmente por un extenso bosque que albergaba gran variedad de árboles. Ambas recorrían el lugar, una flotando la otra a pie pero las dos con un objetivo definido en sus rostros. "-Debemos encontrar ese artefacto" instruyó la pelirosa a su compañera quien se abría paso entre la maleza con su espada a modo de machete, las dos estuvieron un largo tiempo hasta que finalmente llegaron a las ruinas de una antigua civilización al atardecer. Los monumentos piramidales eran parcialmente cubiertos de musgo, mientras que la naturaleza se había encargado de marcar la antigüedad de cada estructura. "-Explícate mejor, no le veo lo importante a ese articulo que tanto buscas" habló con gran ansiedad Hana buscando algún peligro que enfrentar pero al parecer todo estaba desolado cosa que la decepcionaba aun mas. "-Hay un sistema, Dioses que lo vigilan todo, luego la realeza y finalmente los plebeyos. Sin embargo han omitido a los espíritus, eso no favorece a nuestro reino..." explicó la muchacha flotando hasta llegar a la cima de una de las pirámides, su amiga no comprendía la importancia de aquella situación pero ahora debía probar su lealtad apoyando en todo lo posible a su nueva gobernante. Hana caminó hasta quedar cerca de la estructura cuando una voz detuvo a ambas muchachas, el solo hecho de escucharla generó en Hana un mar de emociones. "-El sistema es así porque los espíritus han probado no ser fuertes, los dioses han reinado trayendo prosperidad a un mundo al cual destruyen a diario" la voz relajada y serena no provenía de otro mas que de Itami quien vestido con su clásico kimono emergió del bosque dejando que la brisa acariciara su cabello. "-Oh, ¿Como has estado Hana? Veo que has hecho nuevos negocios" bromeó con su habitual tranquilidad el pelilargo mientras observaba a ambas muchachas sin dejar por un momento su sonrisa de lado. "-¿Quien es él Hana?" preguntó intrigada la pelirosa pero en lugar de recibir una respuesta de su compañera, fue el recién llegado quien tomó la palabra "-Me llamo Itami, tu debes ser una médium o mejor dicho el aura astral de ella" se presentó de manera cordial con una leve reverencia pero identificando rápidamente los poderes que estaban presentes en aquel instante, sorprendiendo repentinamente a ambas jóvenes. "-¿Que demonios quieres?" preguntó con enfado Hana quien luego de tomarse un tiempo para meditar. Estaba ansiosa de iniciar una pelea, sin embargo las intenciones del sujeto parecían ser muy diferentes. "-Solo advertirles, que el sistema esta bien y que si piensan oponerse a ello no tendrán salvación" advirtió Itami siendo atacado bruscamente por Hana quien había transformado su fiel espada en un garrote, a pesar de lo esperado Itami logró esquivar el golpe con facilidad sin siquiera tener que separar los brazos de su cuerpo. Caitlin no dudó en ayudar lanzando varios espíritus en forma de llamas al recién llegado, estas aunque parecían agresivas se detuvieron a apenas centímetros de Itami quien cerrando sus ojos los transformó en una gran llama de color azul que levitaba sobre su mano izquierda. "-No puedes pelear contra los dioses usando criaturas que han jurado servirnos, sin embargo los espíritus pueden extinguir a otros" expresó sin ninguna alteración el sujeto lanzando la gran llama hacia Caitlin quien a pesar de ser intangible podía ser herida por algo que pertenezca al plano espiritual. Afortunadamente Hana se valió de su velocidad para interceptar con ayuda de un gran escudo la violenta llama que se extinguió al hacer contacto con el metal dorado que formaba al escudo. "-Hana es tu ultima oportunidad" explicó Itami tendiendo su mano esperando que aceptara su oferta "-¡Hana no lo escuches!" replicó Caitlin gritando haciendo que la rubia se detenga antes de bajar completamente la escalera. "-Ella solo te usa, debes confiar en tu linaje" ofreció Itami sin descartar su oferta en ningún momento. "-¡Hana tu eres mi primer amiga!" se derrumbó llorando la pelirosa quien a pesar de ser un espíritu podía seguir demostrando sus emociones como reales. Hana se detuvo regresando con la pelirosa mientras que Itami se mostró decepcionado por algunos segundos, ambos cruzaron sus miradas en silencio "-Lo siento, pero ella necesita mas un soldado que lo que tu me necesitas a mi realmente" decidió Hana mostrando su espada a Itami en señal de amenaza "-Eres realmente odiosa cuando haces esto" se burló el muchacho frotando su cabello antes de desaparecer instantáneamente sin dejar rastros de su presencia en el lugar. "-Gracias..." murmuró acongojada la pelirosa mientras que su amiga guardaba su espada prolijamente, la rubia volteó cruzando miradas con su gobernante. "-No vuelvas a hacer el ridículo, eres una gobernante ¡Actúa como tal!" animó a su manera la rubia haciendo que su amiga volviera a levitar mientras las estrellas comenzaban a aparecer en el cielo, lentamente poblando de puntos aquel lienzo azulado.

"-Bueno esto es algo inesperado" comentó Kioyu atendiendo a la situación de la posible rebelión, sin embargo, tanto Finn como Marceline defendían la inocencia de su hija. "-¡Ella no merece ser juzgada!" alertó Finn colocándose de pie sin intenciones de quedarse cruzado de brazos. Marceline fue mas discreta conversando con Kioyu sobre las posibilidades de evitar aquel conflicto sin llegar a una batalla. "-Tontos, todo depende de ellos, si quieren pelear que lo hagan" fulminó Yesyca con su habitual arrogancia, como diosa de la guerra ella tenia toda la jurisdicción del conflicto que solo Kioyu superaba debido a su antigüedad y el indudable amor entre ambos. "-Hana solo busca un rival, Caitlin quiere ver a su pueblo en un lugar mejor" analizó Kioyu insinuando que lo mejor seria aquel conflicto ya que ambas muchachas obtendrían lo que mas deseaban en sus vidas. "-Si solo tu hijo no hubiese jugado con ella durante tantos años" fulminó Marceline mirando con desprecio a su eterna rival la cual le devolvió la misma mirada "-Si solo tu hija no fuera tan desobediente " respondió Yesyca con claras intenciones de iniciar una nueva pelea entre ambas. "-Ya cálmense ambas, Marcy ve con Finn tómense un tiempo a solas" interrumpió Kioyu colocándose entre ambas antes de que la pelea llegara a mayores. Marceline agradeció a su maestro con una reverencia saliendo del salón por medio de un portal en compañía de Finn, ambos abrazados tratando de sobrellevar aquel conflicto de la forma mas objetiva posible, pero eran personas y no podían abstraerse de sus sentimientos. "-Yesy, cálmate, se que no te agrada esto a mi tampoco" confesó el maestro acariciando suavemente el cabello de la vampiresa, acercándola cada vez mas hacia él, mientras que Yesyca solo disfrutaba de aquella caricia celestial. "-He vivido toda la vida en peleas y pensar que mi propio hijo esta involucrado en algo que realmente no debería importarle" explicó la vampiresa dejando su orgullo de lado para llorar, contenida por la única persona que había amado de verdad y que le había demostrado el mismo sentimiento a pesar de los problemas causados. "-Te entiendo, pero solo quiere demostrarnos que es digno de llegar a nuestro lugar" explicó el joven maestro secando las lagrimas que recorrían el rostro de su amada, ese rostro perfecto que tanto admiraba fue lo suficientemente tentador para que ambos unieran sus labios en un beso calido y contenedor. Al separarse observaron como Finn y Marceline retornaban a la sala, ambos parecían haber pasado por una situación similar pero a juzgar por las caras Finn había sido el más susceptible. "-Maestro, dejamos todo en sus manos" indicaron al unísono mientras que Kioyu solo sonrió invitando a los dos a un abrazo grupal. Marceline no soportaba a Yesyca pero ambas compartían el mismo miedo de madres, Finn y Kioyu eran lo contrario a pesar de sus esposas los dos se llevaban como hermanos. "-Hora de volver al trabajo de verdad" expresó Kioyu sin apartar la tranquilidad de su rostro siendo seguido por los tres dioses restantes hasta quedar frente a un portal que conducía a una dimensión inexplorada para los tres dioses mas recientes.

Icy se estaba acostumbrando a la vida en el templo, tenia una habitación amplia con vista a diversos paisajes: desde el tormentoso reino helado hasta el sofocante reino fuego, lo podía ver todo a pesar de estar en una sola habitación. La muchacha se vistió con un vestido violeta, no acostumbraba a usar ropa tan oscura pero quería que le gustara a su novio, era por así decirlo un agradecimiento. Colocó su bufanda roja en su cuello para resaltar el valor oscuro de su traje y a la vez embellecer el tono azulado de su piel, sus brazos estaban al descubierto ya que el vestido no tenia mangas y sus piernas solo estaban cubiertas hasta las rodillas. Pensó en ponerse calzado pero decidió que seria mucho, deseaba estar simple y cómoda por lo cual dejó sus hermosos pies al descubierto mientras que su cabello lo dejó suelto al natural, cayendo hasta llegar a su cintura. Icy ocultó su sonrojo hasta finalmente salir, la idea de que los deliciosos ojos de Itami se posaran sobre ella le generaba cierta vergüenza, algo que su personalidad hacia permanente. "-¿I..Itami?" preguntó Icy escondida gracias a la pared con su voz suave y casi imperceptible, su novio se levantó lentamente de uno de los tronos que albergaban la sala principal buscando con su mirada a la que lo había llamado. "-¿Icy? ¿Pasa algo?" preguntó con cierta preocupación al ver que su novia se escondía de sus ojos, sin embargo, la muchacha finalmente tomó el valor suficiente para mostrarse. "-Te ves..." el muchacho tomó aire, por primera vez alguien lo había dejado sin palabras, aunque como era habitual ocultaba su asombro detrás de una imponente tranquilidad. El conjunto era perfecto, resaltaba la figura de la muchacha y a la vez daba muestras del valor sentimental de aquella bufanda roja que usaba más a menudo. "-Deja de verme tan fijo..." murmuró la muchacha cubriendo parcialmente su rostro con ayuda de sus delicadas manos, a la vez que movía su cabeza tratando de evadir aquellos ojos sin embargo por mas intentos que realizara siempre volvía como un imán a contemplarlos. "-Hermosa, no solo eres bella si no que tu carácter te hace hermosa" declaró finalmente el muchacho acercándose lentamente, posando sus manos suavemente en las manos de ella, para despejarlas de su rostro, sin darse cuenta ambos estaban abrazados mirándose con ternura. Ella sonrojada levemente, él sin ninguna muestra de vergüenza. La pareja unió sus labios en un beso largo, dulce y calido que reflejó aquel amor que tan rápidamente se había hecho presente, las llamas a veces se extinguen rápidamente pero en este caso parecían eternas."-Itami ¿Que tengo yo para darte?" preguntó la peliblanca sin despegarse de su novio, ella lo miraba tiernamente, sabia que un hijo de dioses podía tenerlo todo pero ella no podía ofrecerle nada de otro mundo. "-Amor, algo que solo no soy capaz de tener" respondió él sorprendiendo a la muchacha quien abrazó con mas fuerzas a Itami, aun minimizaba aquello del amor creyendo que solo era un sentimiento, pero cada día que estaba junto a su novio se convencía de que podía haber algo mayor oculto entre las muestras de afecto algo maravilloso y especial.

"-Solo quiero decirte gracias" declaró Caitlin volviendo a su habitación, no estaba de humor para cenar aquella noche dejando en soledad a su amiga apenas llegaron al castillo. Hana no hizo gestos, ni respondió simplemente permaneció en silencio recordando las palabras de Itami, era mas que obvio que había fijado su destino. En Ooo ya le seria imposible regresar, no solo por haber desobedecido una orden si no porque Itami se encargaría de atacar a su socia apenas la dejara en soledad. Tampoco podía confiar demasiado en su nuevo reino, ya que solo parecían obedecer al máximo a la gobernante mientras que ella debía permanecer como un soldado. Claro había beneficios, pero a cambio debía cuidar de no enfadar a Caitlin cosa que podía ocasionarle serios inconvenientes. Su objetivo seguía siendo el mismo, encontrar un rival alguien que demostrara su valor como heroína y todo aquel conflicto le favorecía al máximo al poder luchar con todo su poder contra su rival de la infancia. "-Me acostumbraré" declaró en voz alta la rubia regresando lentamente al comedor, donde disfrutó de la soledad en la cual cenó para luego dirigirse a dormir por el resto de la noche, solo extrañaba una cosa de su tierra natal, las canciones que tocaba con sus instrumentos a pesar de ser solo melodías era un pasatiempo que lograba despejarla. Caitlin por su parte volvió a su habitación donde meditó sobre lo sucedido, aun estaba confundida de la decisión de Hana, se notaba que no toleraba a Itami pero a la vez no había hecho ningún comentario desde aquel encuentro. Las palabras resonaban en su mente, mientras se convencía de los valores que debía poseer un gobernante para llevar adelante una conquista. "-Un paso mas para nuestra revolución" confesó espectando un brillante orbe que levitaba frente a ella, aquel instrumento que serviría para convocar poderosos espíritus de los cuales obtendría el poder necesario para traer el respeto a su gente. Los fantasmas levitaban a su alrededor, para luego contemplar el orbe con una curiosidad rara vez vista en ellos. Todo indicaba que aquel poder no era falso, si no que se trataba de algo místico y altamente poderoso, el sueño fue invadiendo a la pelirosa hasta quedar dormida pensando en cada instante de aquel día y en lo que estaba por suceder.